Últimamente pienso mucho respecto a mi trabajo y veo que mucha gente no entiende lo que hago. Creen que podría hacerlo cualquiera. Y lo piensan tanto algunos profesionales como personas que no se dedican a ello.
No hace tanto se referían a mí como el chico de los banners, de las newsletters o de las redes sociales. Y sí, en parte lo he sido y lo sigo siendo, pero la comunicación en digital va mucho más allá. En todos estos años, además de ser el “chico de”, he trabajado gráficas, cuñas y eventos. Lo que pasa es que no las llamo así. Para mí son posts, anuncios de Spotify y streamings.
También he escrito guiones y escaletas. No para anuncios de tele, pero sí para anuncios y contenidos en YouTube, TikTok, Instagram o Twitch, entre otras.
Lo que no he hecho son pelis, pero porque no soy cineasta y porque todavía no he escrito un guion para un largometraje.
Soy lo que muchos definirían como un antiguo niño rata, aunque no es del todo cierto. He pasado muchas horas en Internet, he utilizado la Inteligencia Artificial para “redactar” contenidos y he probado todas las apps que han sido tendencia, pero también he tenido toda clase de trabajos, he tratado con todo tipo de personas y me he preguntado muchas veces, “¿cómo he acabado aquí?”.
Y no cambiaría ninguna de las experiencias por las que he pasado. Si sé todo lo que sé es por todo lo que he vivido, he aprendido y me han enseñado, sea para bien o no y hayan sido buenos o malos momentos.
Conocer ambos mundos, tanto el online como el offline, me permite hacer mejor mi trabajo, pero también me ayuda a entender mejor por qué nos comportamos como nos comportamos. Y aunque hay muchas cosas que se me escapan, de la que sí estoy seguro es que las personas necesitamos expresarnos. Y en Internet todo el mundo se expresa.
Puede que a menudo no trabaje con grandes presupuestos, no pueda grabar un gran vídeo con efectos especiales, ni opte a premios que ni tan siquiera conozco, pero sé que cuento con un gran abanico de posibilidades para llegar a la gente. Y eso, aunque a veces no sea tan espectacular, a mí me mola.
Porque en digital no todo vale. Y porque para que una idea funcione, no es suficiente con que sea una fumada, también tiene que ser efectiva. La peña tiene que compartirla y opinar sobre ella. Y además tiene que hacerlo bien.
Y sí, puede que muchas veces dependa de unos números para que me consideren bueno, pero me da igual. Porque cada vez que he superado de mucho el mínimo exigido, es cuando sé que ese es el camino correcto para comunicar.
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